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Todos los que habitamos en grandes urbes o las hemos visitado, sabemos que en muchos sitios se vende ropa a precios más beneficios que los de las grandes marcas, y aunque está claro que para el bolsillo de uno se trata de una gran solución, también es cierto que hay personas en todo el mundo que pagan por esta situación.

Lo concreto es que muchas ONG de todo el planeta vienen alertando, en los últimos tiempos, acerca de la necesidad de que se regule directamente la producción textil en muchos países pequeños del mundo, o menos poderosos, donde las personas trabajan hasta 16 horas por día por pagas miserables, sin ningún tipo de derechos.

Ahora, luego del derrumbe del edificio de ocho pisos Rana Plaza, a las afueras de Dacca, capital de Bangladesh, en el que trabajan más de 3.000 personas en esta condición, muchas de ellas las cuales murieron sin remedio, se ha desatado la polémica a nivel mundial, como que se acordaron los líderes del planeta que esta situación sigue existiendo.

La cuestión es que, por este mismo motivo, se han destapado una enormidad de casos que eran desconocidos, en países que se consideraban libres de estos males, como por ejemplo en la Isla Mauricio, donde ahora las autoridades se encuentran investigando la labor de cientos de personas llegadas desde otros puntos de África ilegalmente.

Vía: Mujer Hoy
Imagen: La Voz

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